jueves, 16 de septiembre de 2010

La guerra cibernética de los EEUU II

Cuando los bits se visten de camuflaje II
La guerra de la información

Carlos Del Porto Blanco
La Jiribilla






Uno de ellos fue Joseph S. Nye jr. quien fuera asistente del Secretario de ¿Defensa? durante la administración Clinton, en un artículo de una prestigiosa revista dedicada a asuntos políticos decía: “El país que mejor sepa conducir la revolución de la información será el más poderoso... [ Y ] en el futuro previsible, ese país será EE.UU. [ … ] Al igual que la supremacía nuclear era la clave para el liderazgo de la coalición en el pasado, la supremacía informativa será la clave en la era de la información”.
En el año 1997, David Rothkopf, funcionario de la administración Clinton, afirmaba en su ensayo “In Praise of Cultural Imperialism” lo siguiente: “Inevitablemente, los EE.UU. son la nación indispensable en el manejo de los asuntos globales y el principal productor de productos informativos... es interés político y económico de los EE.UU. asegurarse de que si el mundo se dirige hacia un idioma común, este sea el inglés; de que si el mundo se dirige hacia normas en materia de calidad, seguridad y telecomunicaciones comunes, estas sean (norte)americanas; de que si el mundo se está interconectando a través de la música, la radio y la televisión, su programación sea (noete)americana; y que si se están desarrollando valores comunes, sean valores con los que los (norte)americanos estén cómodos. Para EE.UU., uno de los objetivos básicos de la política exterior en la Era de la Información debe ser ganar la batalla de los flujos informativos, dominando las ondas al igual que Gran Bretaña reinó una vez sobre los mares”.
En el año 1999, John Arquilla, miembro del cuerpo de marines, doctorado por la univesidad de Stanford, profesor de la Escuela Naval de Postgrados, colaborador de la RAND Corporation y asesor de Donald Rumsfeld cuando era Secetario de ¿Defensa?, conjuntamente el politólogo David Ronfeldt publican el ensayo “The Emergency of Noopolitik” que se ha convetido en un clásico en esa temática, aquí van tres de las ideas que allí se exponen:
  • La revolución de la información altera la naturaleza de los conflictos e introduce nuevas modalidades de guerra, terrorismo y crimen.

· No es quien tenga la bomba más grande quien ganará los conflictos del mañana, sino el que narre la mejor historia.
· El ordenador es el arma de la guerra del futuro, y la línea del frente no es virtual, pues la batalla tradicional y los bits asumirán el papel de las balas para apoderarse del control del aire.
Estos son tres ejemplos que considero pueden ilustrar al lector las coordenadas que han seguido y seguirán los gobernantes estadounidenses en este campo.
El Presidente George W. Bush expresó en el discurso de graduación de cadetes de la Academia Militar de West Point en el 2002, “Nuestra seguridad exige disponer del mejor trabajo de inteligencia posible [...] exige modernizar nuestras agencias nacionales, como el FBI”. En julio de ese mismo año, Bush firma la directiva secreta (NSPD-16, National Security Presidential Directive) que por primera vez ordenaba el desarrollo de directrices para la guerra cibernética, informaba el diario The Washington Post, esa directiva determinaba en qué circunstancias los EE.UU. lanzarían ciberataques contra redes informáticas enemigas, quién los autorizaría y qué objetivos serían considerados legítimos, así como la creación del primer ejército de hackers. Esa directiva fue dada a conocer en febrero de 2003, cuando se ultimaban los detalles de la guerra contra Iraq. Con esas ventajas tecnológicas, el Departamento de ¿Defensa? presentó en el 2004 la idea de declarar una guerra cibernética, en el verano de ese año, Bush firma un documento secreto que autorizaba al Pentágono a lanzar ataques devastadores “al estilo hacker” contra las computadoras de los enemigos. A inicios de 2008, Bush volvió a autorizar al ejército estadounidense a lanzar ataques informáticos, inicialmente para dotar al Pentágono de mayor capacidad contraofensiva en la red. Reclamaba que esas unidades militares tuvieran capacidad de acceder desde largas distancias a cualquier red de ordenadores, abierta o cerrada, y mantenerse “absolutamente ocultos” y “robar información sigilosamente” para destruir sistemas informáticos enemigos, sistemas de mando e, incluso, controlar sus redes empresariales y de asuntos oficiales.
El 17 de septiembre de 2002 se publica el informe “The National Security Strategy of the United States of America” que tuvo como antecedente directo otro elaborado en septiembre de 2000 (vaya fijación con ese mes, que casualidad) “Rebuilding America’s Defenses” en los que se planteaba entre otras cosas: “Dominar el ciberespacio y crear las condiciones para la fundación de una nueva fuerza, la fuerza espacial de los EE.UU., encargada de controlar el espacio cósmico”, entre los redactores de este informe se encontraban nada más y nada menos que dos de los más connotados representantes del movimiento neoconservador, Dick Cheney, vicepresidente bajo el mandato de George W. Bush y Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa en el mismo mandato.
En el propio año 2002, los medios de comunicación británicos dieron a conocer la existencia de una trama de espionaje en Internet por parte de la CIA, de la que decían que trató de recabar información para introducirse en sistemas informáticos de empresas, bancos, organismos oficiales estadounidenses y organizaciones de todo el mundo, utilizando como tapadera una empresa de alta tecnología civil, la CIA obtuvo la cooperación de una empresa de desarrollo de aplicaciones informáticas de Silicon Valley para diseñar programas malignos capaces de extraer información a través de Internet.


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Ricardo