miércoles, 5 de marzo de 2014

Aratirí en Macondo

Aratirí en Macondo





En 1967 la Editorial Sudamericana de Buenos Aires publicó la notable novela del famoso escritor latinoamericano Gabriel García Márquez "Cien años de soledad"1. Él relata la historia de la familia Buendía desde su fundador hasta el último descendiente de la familia. Paralelamente la familia está inscripta en el contorno social y geográfico del pueblo imaginario Macondo.
Macondo pasa por una época de esplendor, en que una compañía extranjera se establece en el pueblo, dando así origen a una prosperidad transitoria. Pero, una vez que esta compañía extrae toda la materia prima, que constituye el recurso natural fundamental de esta sociedad y la exporta, termina entonces su ciclo y deja a Macondo sumido en ruinas y miseria, en decadencia y decrepitud.
Podemos observar casos de pueblos similares en nuestro país, en aquellos pueblos que se desarrollaron en torno casi exclusivo de una estación de tren y, al dejar ésta de funcionar, pasan a convertirse poco menos que en pueblos fantasmas.
La historia de Macondo es la historia de toda América Latina. Todas las vías conducen materias primas a los puertos, desde son enviadas para ser industrializadas en países desarrollados y explotadores, circunstancias descriptas en forma magistral por nuestro escritor Eduardo Galeano en su obra "Las venas abiertas de América Latina"2. Una vez que los recursos extraídos se agotan, sólo queda desolación y ruina.
En nuestro país tenemos varios ejemplos visibles y actuales, entre los más conspicuos se destacan las plantaciones de soja transgénica, que abarcan actualmente cerca de un millón doscientas mil hectáreas, las pasteras que extraen  madera de nuestros árboles, agua y tierra orientales que fluyen por esas venas hacia el exterior, y exportan pasta de papel, y recientemente el gobierno ha planteado el proyecto de Aratirí, de extracción y exportación de mineral de hierro en bruto, Para éste último proyecto, el estado está realizando dos obras gigantescas: el puerto de aguas profundas en las costas de Rocha y la regasificadora, ubicada en una zona altamente poblada de Puntas de Sayago, en los linderos de nuestra capital. Estos dos últimos proyectos hacen posible la extracción de mineral de hierro y son solventados por el erario público, es decir que todos nosotros los pagamos de nuestro bolsillo.
No ha sido suficiente que el estado uruguayo solventara estas obras, sino que, además, el parlamento aprobó una ley, a todas luces una ley hecha a medida para el proyecto minero.
El tiempo de explotación está previsto para un período de  unos 12 a 20 años, luego del cual la empresa se va a retirar, los yacimientos de hierro van a quedar agotados, y nos van a quedar daños ambientales importantes, determinados en particular porque la forma de extracción será en la forma de minas a cielo abierto, especialmente propenso a producir daños ambientales graves.

¿Cuáles son entonces los beneficios para el pueblo uruguayo, que provee de miles de millones de dólares para la construcción de la regasificadora y del puerto de aguas profundas?
En materia de ocupación de mano de obra, las ventajas son dudosas, puesto que en la zona involucrada, en torno a Valentines, ya hay miles de personas ocupadas en tareas agrícolas, que van necesariamente a engrosar los 12.000 establecimientos rurales que se cerraron en el período 2000-20113. Los obreros involucrados en la explotación minera, que van a sustituir en la zona a los desalojados, van a quedar desocupados entre 12 y 20 años después, así que la ubicación de éstos en el campo va a ser transitoria.
En materia de ganancias económicas para el estado, también se ve sumamente dudosas, puesto que se permite que la propia empresa estime sus ganancias sin fiscalización estatal, con lo que se abre la posibilidad de que la empresa transfiera costos para disimular sus ganancias, método harto conocido y aplicado por todas las transnacionales a escala mundial. Aparte de ésto, se le permite a la empresa deducir de sus ganancias los costos de instalación, cosa que va naturalmente a determinar una cantidad de años totalmente exentos de cargas impositivas.
Hay que añadirle a estas interrogantes el hecho de que la empresa a cargo, Zamin Ferrous, está radicada en el paraíso fiscal de Jersey. En todo el mundo es un hecho conocido que las empresas radicadas en paraísos fiscales como Gibraltar, las Islas Caimán, Jersey, etc., deben ser controladas con mucha atención.
La empresa además, carece de competencia en la materia, puesto que no practica ninguna extracción semejante en ninguna parte del mundo4.
En este punto podemos plantearnos que, si es que vamos a confiar en una empresa incompetente, ¿por qué no hacerlo para el estado uruguayo?  y ya que vamos a tener que afrontar daños ambientales, por lo menos en ese caso las ganancias vendrían todas para nuestro estado.
 

Agreguemos, además que el estudio de impacto ambiental de la empresa, que debe ser presentado a la DINAMA, encargada del cuidado del medio ambiente, está inconcluso.
En resumidas cuentas: lo único seguro es que va a haber daños ambientales cuantiosos.
Todos los beneficios para el pueblo uruguayo son en cambio dudosos.
¿Es que tendremos un Macondo uruguayo...?

Ricardo Ferré





1 http://es.wikipedia.org/wiki/Cien_a%C3%B1os_de_soledad
2 http://es.wikipedia.org/wiki/Las_venas_abiertas_de_Am%C3%A9rica_Latina
3  http://www.lr21.com.uy/comunidad/1077579-censo-agropecuario-60-de-la-tierra-pertenece-al-9-del-total-de-propietarios
4 http://www.antropologianutricion.org/ing.html

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Ricardo