Cambios de
gobierno no alteran la distribución de la riqueza
El índice de Gini mide el grado de desigualdad en una sociedad
determinada. El valor 0 representa la igualdad completa, es decir en que todos
los individuos perciben los mismos ingresos, o sea que hay desigualdad 0, o en otras
palabras que no existe desigualdad alguna.
Por el contrario, el valor uno es el opuesto, es decir que un solo individuo percibe todos los ingresos de esa sociedad, mientras que el resto no percibe nada.
Entre los países del mundo considerados en separado, los que tienen índice Gini superior, o sea más cercano a 0, la igualdad total, son los países escandinavos, con guarismos cercanos al 0,23.
Uruguay ocupa el puesto 114 de 160 países registrados, con un guarismo de 0,45 en el año 2009. El mejor valor del índice Gini desde el año 1981 fue en el año 1993 con un guarismo de aproximadamente 0,41. Durante los gobiernos progresistas no se ha logrado un mejoramiento significativo del nivel de desigualdad. Debemos señalar que es muy difícil controlar la desigualdad por medios inscriptos dentro del juego de la democracia tradicional burguesa. Estimamos que se necesitan medidas drásticas, tales como la reforma agraria, para lograr un progreso significativo en la distribución de la riqueza.
Uno de los indicadores más certeros es la proporción de la masa salarial en relación al PBI. En nuestro país la participación de los asalariados (masa salarial) mientras que era del 36% en 1998, pasó al 30% en 2010, según el instituto Cuesta-Duarte.
La parte de los trabajadores dependientes de su salario pasó de 3,6 dólares a 3 dólares de cada diez que generaba el país.
La CEPAL señala que en el año más reciente medido, el 2005, la relación entre el quintil más rico sobre el quintil de menores ingresos era de 9, o sea que el 20% más rico de la población gana 9 veces más que el 20% más pobre.
La desigualdad mundial se estima que es de 0,63, donde "la renta del 20% de las personas más ricas del mundo es 28,7 veces más elevada que la del 20% más pobre".
Mientras que en los países de ingresos per cápita similares al Uruguay el índice Gini pasó de 0,5582 a 0,5215 y a 0,4677 en nuestro país no tuvo variantes considerables, tampoco bajo los últimos gobiernos.
La reducción de la pobreza y de la indigencia durante los gobiernos progresistas(2005 - 2012) debe ser explicada más por el aumento importante de los ingresos del país globalmente (PBI) que por una mejora en la distribución de la riqueza o de la disminución de la desigualdad.
La evolución del índice de Gini ha sido durante los gobiernos progresistas de 0,476 en 2007, 0,463 en 2008, 0,463 en 2009 y 0,453 en 2010.
Lo que produce promedialmente cada uruguayo es de cerca de U$S 14.000 por año, pero el salario mínimo es de $ 7.200 (U$S 4.300 anual ) los ingresos medios son de 15.360 y familiar de cerca de 40.000, pero en estas cifras probablemente van incluidos los sectores de mayores ingresos, que no se deben confundir con la masa de la población.
El reciente informe del economista Joaquín Etchevers, divulgado hace pocos días, a fines de octubre de 2012 nos indica que el aumento del PBI del país no está acompañado por un aumento equivalente del ingreso del hogar, sino que este es mucho menor, con tendencia a divergir aun más.
Etchevers nos dice que mientras que en los gobiernos conservadores precedentes no hubo cambios significativos en el reparto de lo producido en el país, durante los gobiernos progresistas consolidan la diferencia en este reparto, en detrimento de los sectores asalariados y pasivos.
“La inequidad en la distribución de los frutos de la riqueza, entre el trabajo y el capital no sólo se mantuvo, se acrecentó. El enorme crecimiento de la economía fue a parar, mayoritariamente a las manos de los dueños del capital”, nos dice el economista citado en su informe.
La conclusión a que debemos arribar es que ningún gobierno dentro de este sistema nos va a conducir a cambios radicales en la estructura de la propiedad.
Reforma agraria, nacionalización de la banca y del comercio exterior, han demostrado ser entelequias que sólo podrán alcanzarse mediante cambios revolucionarios.
Ricardo Ferré
31 de octubre de 2012
Por el contrario, el valor uno es el opuesto, es decir que un solo individuo percibe todos los ingresos de esa sociedad, mientras que el resto no percibe nada.
Entre los países del mundo considerados en separado, los que tienen índice Gini superior, o sea más cercano a 0, la igualdad total, son los países escandinavos, con guarismos cercanos al 0,23.
Uruguay ocupa el puesto 114 de 160 países registrados, con un guarismo de 0,45 en el año 2009. El mejor valor del índice Gini desde el año 1981 fue en el año 1993 con un guarismo de aproximadamente 0,41. Durante los gobiernos progresistas no se ha logrado un mejoramiento significativo del nivel de desigualdad. Debemos señalar que es muy difícil controlar la desigualdad por medios inscriptos dentro del juego de la democracia tradicional burguesa. Estimamos que se necesitan medidas drásticas, tales como la reforma agraria, para lograr un progreso significativo en la distribución de la riqueza.
Uno de los indicadores más certeros es la proporción de la masa salarial en relación al PBI. En nuestro país la participación de los asalariados (masa salarial) mientras que era del 36% en 1998, pasó al 30% en 2010, según el instituto Cuesta-Duarte.
La parte de los trabajadores dependientes de su salario pasó de 3,6 dólares a 3 dólares de cada diez que generaba el país.
La CEPAL señala que en el año más reciente medido, el 2005, la relación entre el quintil más rico sobre el quintil de menores ingresos era de 9, o sea que el 20% más rico de la población gana 9 veces más que el 20% más pobre.
La desigualdad mundial se estima que es de 0,63, donde "la renta del 20% de las personas más ricas del mundo es 28,7 veces más elevada que la del 20% más pobre".
Mientras que en los países de ingresos per cápita similares al Uruguay el índice Gini pasó de 0,5582 a 0,5215 y a 0,4677 en nuestro país no tuvo variantes considerables, tampoco bajo los últimos gobiernos.
La reducción de la pobreza y de la indigencia durante los gobiernos progresistas(2005 - 2012) debe ser explicada más por el aumento importante de los ingresos del país globalmente (PBI) que por una mejora en la distribución de la riqueza o de la disminución de la desigualdad.
La evolución del índice de Gini ha sido durante los gobiernos progresistas de 0,476 en 2007, 0,463 en 2008, 0,463 en 2009 y 0,453 en 2010.
Lo que produce promedialmente cada uruguayo es de cerca de U$S 14.000 por año, pero el salario mínimo es de $ 7.200 (U$S 4.300 anual ) los ingresos medios son de 15.360 y familiar de cerca de 40.000, pero en estas cifras probablemente van incluidos los sectores de mayores ingresos, que no se deben confundir con la masa de la población.
El reciente informe del economista Joaquín Etchevers, divulgado hace pocos días, a fines de octubre de 2012 nos indica que el aumento del PBI del país no está acompañado por un aumento equivalente del ingreso del hogar, sino que este es mucho menor, con tendencia a divergir aun más.
Etchevers nos dice que mientras que en los gobiernos conservadores precedentes no hubo cambios significativos en el reparto de lo producido en el país, durante los gobiernos progresistas consolidan la diferencia en este reparto, en detrimento de los sectores asalariados y pasivos.
“La inequidad en la distribución de los frutos de la riqueza, entre el trabajo y el capital no sólo se mantuvo, se acrecentó. El enorme crecimiento de la economía fue a parar, mayoritariamente a las manos de los dueños del capital”, nos dice el economista citado en su informe.
La conclusión a que debemos arribar es que ningún gobierno dentro de este sistema nos va a conducir a cambios radicales en la estructura de la propiedad.
Reforma agraria, nacionalización de la banca y del comercio exterior, han demostrado ser entelequias que sólo podrán alcanzarse mediante cambios revolucionarios.
Ricardo Ferré
31 de octubre de 2012
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